miércoles, noviembre 13
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Las ‘mesas’ de Todos los Santos presentan ciertas innovaciones

Reza la tradición que cada año, al inicio de noviembre, retornan las almas o ajayus de los seres queridos que ya fallecieron. A ellos se los espera con los altares o ‘mesas’, que incluyen alimentos, bebidas y, sobre todo, las t’antawawas, elementos que tienen un especial significado en la festividad de Todos los Santos en Bolivia. Pero, con el paso del tiempo, ¿cuán conservadas están las tradiciones y costumbres del pueblo católico?.

“Ha habido un poco de cambio, un poco se ha modernizado. Evidentemente, la parte básica llega a ser como la forma antigua, pero sí ha llegado a tener ya un tipo de adornos un poco más modernos, inclusive la forma de cómo colocar las ofrendas, las frutas, las masas y las comidas”, dice Verónica Ramos.

Para Sulma Barroso, otra fiel católica, “muchos cambios no hay”. En su caso, mantienen las formas ya conocidas del armado de las ‘mesas’, pues cree que optando por las innovaciones llevaría a perder las tradiciones y se crearía otro tipo de costumbres.

“Entonces, hay que nomás resguardar nuestras tradiciones; por ejemplo, en Sucre es donde estamos más afanosos en hacer representación con nuestras respectivas masitas, pero allá, por Potosí, había sido lleno de flores el armado y todo es como un altar, es muy lindo, pero aquí nomás tenemos que hacer según nuestras tradiciones”, recalca.

A criterio del investigador, historiador y tradicionalista chuquisaqueño Felipe ‘Mandingo’ Medina, “efectivamente ha habido algunos cambios pero que están en función directa del nivel cultural de la gente que ha perdido a un ser querido. Hay de los más sencillos, como de los más complejos y ostentosos; entonces, pareciera que los dolientes entran en una competencia, entre comillas, con los restantes k’anchacus o mesas que se hacen para la gente que ha fallecido”.

Según la tradición arraigada en la cultura boliviana, para recibir a las almas las familias arman en sus casas unas mesas cubiertas con mantel blanco, un crucifijo, velas y floreros. También colocan alimentos, viandas, masas y fruta seca que en vida el difunto disfrutó.

“Lo básico son las ofrendas que se hacen de las comidas, tragos o de las bebidas, por un lado; por otro lado, los panecillos, las t’anta wawas, ubicarlos estéticamente y una mesa o encima de la mesa otro promontorio o puede ser en escalera con desniveles. Ahí se pone la imagen de la persona a quien se le da el homenaje y se colocan las cadenas de color dependiendo de la edad del que ha fallecido”, añade.

Con respecto al tipo de las cadenas, Ramos menciona que este elemento tuvo una innovación. “Antiguamente no se utilizaba la cinta de agua, pero ahora sí se utiliza bastante”, compara.

Sobre la parte gastronómica, señala que también hay familias que llegaron a hacer cambios. “En mis visitas a las casas he visto, en algunas oportunidades, que se hace mondongo pero con arroz y eso tal vez es para que no nos haga daño y demás”, observa.

Barrios, a su vez, comenta que además de la tradicional t’anta wawa, ella coloca en su mesa lunas y soles, además de las respectivas flores, que no faltan en el armado de las puntas.

¿Y HALLOWEEN?

Halloween o Noche de Brujas es una fiesta propia de los países anglosajones, que ahora también se celebra en Bolivia el 31 de octubre. Esta actividad dinamiza el comercio, como el que ya se puede ver en las calles céntricas de Sucre.

Fuente: Correo del Sur

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