Sábado, Julio 27
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Filme “Llaki” relata un reencuentro con la nación Kallawaya

Un viaje lleno de reencuentros; con uno mismo, con otros y con la salud en la nación Kallawaya, es el que se relata en el documental “Llaki”, dirigido por Diego Revollo, que participa en varios festivales internacionales de cine, entre ellos el de Mar del Plata, en Argentina.

El filme ofrece al público una especie de encuentro con él mismo de manera personal, ya que el principal motivo del viaje documentado es la búsqueda de su propio restablecimiento en temas de salud, luego de haber perdido parcialmente la audición hace algunos años y buscado respuestas en tratamientos tradicionales tras cansarse de la falta de soluciones en la medicina convencional.

“Es un trabajo en conjunto con la familia Ortiz Ramos de la comunidad de Lunlaya, de la nación Kallawaya (en Charazani). La película básicamente cuenta el proceso de sanación, a partir de este viaje de ida y vuelta entre Lunlaya y La Paz. Hay un diálogo constante entre la ciudad y el campo, entre la medicina alopática moderna y la medicina ancestral kallawaya. En algún momento del proceso yo entré a la película no solo como realizador, sino como paciente. (Hace años) me he enfermado, he perdido parte del oído izquierdo y me dio una parálisis facial del mismo lado. Entonces la medicina kallawaya me ayudó. No me ha devuelto el oído, pero sí me ayudó a comprender qué es lo que mi cuerpo estaba tratando de decir, y tb me ayudo a comprender que si yo realmente quería o quiero abrazar la vida, sin importar los retos y dificultades, cuánto realmente quiero vivir, estar en contacto con las fuerzas naturales”, explica Revollo.

Para el director del audiovisual, la historia del mismo traza nuevas líneas en cuanto a la comprensión de lo que significa estar sano, la salud y la enfermedad. Propone discusiones importantes como el cuestionamiento sobre el estado del sistema de salud en Bolivia y su disponibilidad y la integralidad de la salud.

“Por otro lado, también está el conocimiento herbolario, de animales, de minerales, de plantas que manejan los kallawayas desde hace siglos. No por nada han sido reconocidos como patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Son legendarios y sigue siendo importante generar archivos documentales que hablen sobre su sabiduría, su manera de sanar y de entender la salud”, agrega.

 Explica que no se relata una historia de manera lineal, sino que mas bien se trata de un documental subjetivo e íntimo, ya que el autor tiene por costumbre partir de temas personales y una mirada subjetiva en sus producciones.

En ese sentido, “Llaki” no se relata como un documental etnográfico clásico o uno histórico, al contrario, es “un viaje sobre conocer a esta familia y a través de este viaje enterarnos de varias cosas sobre esta nación y la salud y esa mirada personal e íntima”.

El filme es producto de ocho años de trabajo tanto de Revollo como de todo el equipo de producción como de postproducción. El director resalta el trabajo realizado con el sonido, debido a la afectación auditiva que sufre hasta hoy.

“Como estar sumergido en el agua: así describe Diego Revollo la sordera que repentinamente comienza a aquejarlo sin mayor explicación. ¿Puede el cine convertirse en una forma de sanación? Llaki retrata sus viajes a la comunidad Lunlaya en busca de respuestas; viajes que son mucho más que un desplazamiento geográfico. “El cuerpo físico tiene que estar completo; con su alma pequeña, con su alma grande”, le explica Aurelio Ortiz, el curandero que lo recibe. En los hospitales de la ciudad, mientras tanto, se ataca el síntoma a través de artefactos cuya frialdad choca con esa naturaleza omnipresente que da vida pero también mata, como entienden bien los kallawayas. Pero Llaki no retrata solo el contraste entre dos cosmovisiones sino los puentes que pueden construirse entre ellas. Entre la etnografía y el ensayo, entre la observación y la autobiografía, Llaki nos recuerda que sanar es también comprender”, es la sinopsis oficial del documental.

Diego Revollo (Brasil/Bolivia, 1986) es licenciado en Dirección de Cine. Su ópera prima, Sol Piedra Agua, fue la representante de Bolivia en los Premios Goya 2017 y en los Platino 2018. Fue parte del equipo de dirección de También la lluvia, Blackthorn y La reina del sur.

Tras presentarse en varios festivales internacionales, “Llaki” realizara un tour en varios centros culturales del país, a partir de marzo de 2024.

Via: Opinión

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