Sábado, Julio 27
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Ricardo, el altobeniano que escribe su diario viajando por Bolivia

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A finales de 2021 el mundo se le fue abajo a Ricardo Antonio Guillén Álvarez. La mujer con quien compartía su vida y él se separaron, tuvo que salir de su casa, sufrió un accidente en coche y le dio leishmaniasis en las dos piernas.

“Entonces estaba totalmente en el piso, en el fondo. Muy decepcionado con la vida salí a Caranavi y me encontré con unos amigos, entre ellos Carlos El Turistero, Carlitos me dio un reto y me dijo que vaya solo por el Camino de la Muerte. A mí me importaba muy poco la vida en ese momento porque estaba realmente en el fondo”, cuenta y a lo lejos se escucha el sonido de una carretera.

A Ricardo se le ocurrió grabar y editar parte de su travesía, con ese video intentó resucitar el canal de YouTube que había creado en 2019. En sus imágenes mostró el Puente Diablo, algunas tumbas en el camino y la estrechez de la antigua ruta que iba a la ciudad de La Paz con Yungas.

La vida, que se la había ido en picada, comenzó a transitar por una mejor senda. Su ida al Camino de la Muerte fue vista una y mil veces en YouTube, le pidieron que haga más viajes. Hoy hacer el Diario de un Altobeniano es su pasión y trabajo.

El viajero y las redes

A Ricardo todos sus conocidos le dicen Chino. Como anda sonriendo por el mundo, lleva los ojos casi rasgados. Nació en el pueblo Santa Rosa, en la región de Alto Beni, provincia Caranavi, del departamento de La Paz. Tiene 49 años y uno de sus sueños cuando era niño fue conocer Bolivia, hoy lo está cumpliendo.

“Soy comunicador social y mis estudios superiores los cursé en Llallagua, Universidad Nacional Siglo XX. Actualmente trabajo como influencer y técnico satelital”, afirma vía telefónica. Hacer una cita para entrevistarlo personalmente es casi misión imposible porque suele estar en carretera, de aquí para allá. Un día aparece comiendo una kalapurka (sopa de piedra) en Potosí y después nadando en algún río del Chaco boliviano.

Menciona que durante gran parte de su vida él estuvo inmerso en el mundo satelital. Luego decidió documentar la riqueza de su tierra altobeniana en YouTube. Explica: “Tenía el canal Diario de un Altobeniano, era muy pequeño y lo había creado a finales de 2019. Estaba pensado para subir cositas de Alto Beni, como la siembra de arroz, la producción de chocolate y cómo iba con mis amigos al monte. No era mi intención el monetizar contenido, porque yo vivía del trabajo que hacía con mis antenas parabólicas”.

Hasta que su mala racha de finales de 2021 le mostró un camino diferente con varios destinos al frente. Su canal pasó de mil seguidores a 150 mil. También ingresó a Facebook y TikTok en su coche Renault Duster viaja por Bolivia. Y aprendió a facturar con su pasión.

Nace un youtuber

Luego de su primer viaje por el Camino de la Muerte, Ricardo decidió seguir y hacer de sus travesías una experiencia compartida. Se lo ve, por ejemplo, manejando en la noche casi en neblina. Narra a la cámara lo que siente al visitar sitios desconocidos y saborear platos tradicionales de distintas latitudes bolivianas. Tiene un secreto con la cámara prendida y apagada. Revela: “Uno tiene que mostrarse como es. Yo tengo muy buena relación con todos mis seguidores. Ellos agradecen por lo que hago, rezan por mí, le piden a Dios que no me pase nada. Aprendí educación en mi pueblo, donde nosotros saludamos a los desconocidos y les damos la mano a los trabajadores. En algunos sitios me esperan, me invitan café, almuerzos hasta churrascos”.

Él cumple la regla número uno de cualquier invitado: jamás rechaza una comida ni un vaso de refresco. Acepta complacido lo que le invitan con cariño. “Ahora, por ejemplo, voy a ir a Trinidad y mis seguidores ya me contactaron, hasta me invitaron para que me quede en sus casas”, afirma.

También supo ser fiel al nombre de su emprendimiento porque en el Diario de un Altobeniano, en Facebook, él narra algunas de sus vivencias personales. Hace un par de meses volvió casi de urgencia a Alto Beni porque su mamá sufrió una embolia y al instante sus seguidores le mandaron sus saludos, rezaron por ella e hicieron todo lo posible por aliviar la pena de Ricardo.

Ella ya se encuentra mejor y el Chino agradeció de forma pública todo el apoyo que recibió en este tiempo.

Sitios inolvidables

Ricardo es un privilegiado porque vio diferentes paisajes. “Uno de los lugares más impresionantes que me ha gustado conocer es el lago Titicaca, con sus atardeceres yendo hacia la provincia Camacho. Hay un misterio total al bajar de la cumbre alta en la provincia Camacho, donde todo fluye en niebla total. Llegar a las aguas termales de Putina es increíble; es una zona con mucho misterio, con casas de techo de paja, de barro, las cuales de verdad ha llamado mi atención”, narra por teléfono.

Otro sitio que lo enamoró es el Valle de Tucavaca, en Roboré, Santa Cruz. Él ingresó a las cuevas de Juan Miserendino y quedó impactado. Se trajo una historia inolvidable. Cuenta que llegó hasta allá con una linterna led que se le apagaba de vez en cuando, ingresó por una de las cuevas hasta llegar cerca de una caverna casi cerrada. Dice: “Había una nube o algo así como niebla, era como si me hubiera dicho ‘no pasas’. Entonces yo me quedé quieto pensando que podría ser un gas mortal de las minas, como me habían contado en el norte de Potosí y pensé lo peor. Esa nube blanca me envolvió y desapareció. He sentido que se me pararon los pelos. Gracias a Dios no se apagó más mi reflector, pero me asusté muchísimo”.

Otros destinos lo llenaron de alegría. Incluso se permite hacer recomendaciones: “Para mí el mejor lugar acuático que he conocido es Espejillos, en Santa Cruz. Es un milagro de la naturaleza y el lugar ideal para ir en familia. Allá se puede escoger una de las decenas de pozas naturales que hay”.

En su bitácora de viaje también está la Copa del Mundo, en Atocha, Potosí. Se trata de una formación rocosa de al menos 10 metros de altura, parecida al trofeo de fútbol más importante del planeta. Él viajó allá y, en forma de diario, relató esa travesía en Facebook. Cuenta un par de detalles a Página Siete: “Es un lugar de muy difícil acceso. Manejé por un río seco a una velocidad constante para que la arena no trague las llantas y me quede plantado. Me detuve y por las indicaciones de Google Maps empecé a caminar una media hora. Después vi que no había dejado ninguna marca. Traté de ubicarme, puse una marca y seguí casi hora y media más”. Anduvo bajo un cielo celeste casi azul, con el viento indomable y cerca de un barranco. Descubrió el sitio, hizo el video y volvió desandando sus pasos. Llegó a unos 100 metros de donde dejó su vehículo. Luego editó el video, como siempre lo hace, con música y algunos efectos de sonido.

Para él es muy difícil escoger los lugares más inolvidables donde estuvo. De los últimos sitios que visitó, Ricardo quedó sorprendido con el Chaco boliviano y especialmente con Villamontes. “Me ha impresionado su tradición y cultura. Además, hay un río del cual sacan todos los días peces, sacan cualquier cantidad de peces y parece que nunca se acaba”, añade.

Los villamontinos, según Ricardo, son muy querendones de su tierra y los chaqueños no se cambian por nadie; es más, suelen andar presumiendo el lugar en el cual nacieron.

Él también presume su cuna. Va por Bolivia diciendo que nació en Alto Beni. Le gusta viajar y desde que conoció este camino para su vida, se siente completo. “No me fue bien en el amor, pero sí me va bien en otras cosas, por ejemplo, yo compongo canciones, compongo poemas, tengo un pequeño grupo de música llamado Los Norteños y cantamos música regional del Alto Beni. Con ellos yo toco la guitarra”.

Se despide de Página Siete y se escucha a lo lejos la carretera. Acaba la entrevista y él se sube a una nueva aventura para llegar a un nuevo destino.

“Aprendí educación en mi pueblo, donde nosotros saludamos a los desconocidos y les damos la mano a los trabajadores”.

“Soy comunicador social… y mis estudios superiores los cursé en Llallagua… trabajo como influencer y técnico satelital”.

“Uno tiene que mostrarse como es. Yo tengo muy buena relación con todos mis seguidores. Ellos agradecen por lo que hago”.

Vía: Página Siete

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