Sábado, Julio 27
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Candelaria de mi vida: el embrujo de la Cullaguada Oruro

La danza de la cullaguada me embrujó! Siempre fue mi pasión, desde el primer momento que ensayé al son de las trompetas, bombos y platillos en la fraternidad Cullaguada Oruro, donde llevo 22 años personificando al ‘Whapuri Galán’, un tiempo lleno de aventuras, complicidades, rupturas y renovaciones, un pacto amoroso y festivo, que hace siete años mi vida se conecta con el Bloque Candelaria.

Como toda historia de amor, hay inicios y rupturas; en octubre de 2016 pensé que mi ciclo en la Cullaguada Oruro había culminado, estaba decidido a recoger los retazos felices que había vivido hasta entonces y buscar dónde continuar con mi danza en el carnaval más grande de Bolivia. Una noche recibo la llamada de Marian Echenique*, presidenta de la Fraternidad Cullaguada Oruro de ese entonces, quien con voz cálida me recuerda los años de entrega y participación en la cullaguada, mientras habla, me emociona, resaltando cómo mi estilo de baile es esperado por el pueblo orureño, me conmina a no dejar la fraternidad, entiende que las rupturas obligan a tomar decisiones, por lo mismo, me da la oportunidad de conformar un nuevo bloque con 30 personas como mínimo, para participar del Carnaval de Oruro 2017.

No me exige responderle en ese momento, me da el tiempo suficiente para pensarlo, consulto primero con mi compañero de vida, quien me da todo el apoyo. Me pregunto: ¿cómo convencer a 30 personas mínimo para aventurarme a organizar un nuevo bloque? Tenía que presentar la nómina oficial en dos días, le cuento a mi amiga y fraterna Marisol Murillo, quien confiada me dice “vamos a superar ese número y será un nuevo tiempo”. Es así que voy llamando a todas las amigas cercanas y colegas de trabajo, quienes apostaron por este enorme desafío.

La más entusiasta fue Magui Gonzales, que llegó a la casa en compañía de la Virgencita del Socavón, una hermosa imagen que desde ese momento sería la protectora de nuestra comunidad naciente, la intención era darme un empujón para despertar el nuevo bloque, que desde ese momento se denominó ‘Bloque Candelaria’, en honor y devoción a la Virgencita de la Candelaria, a quien atribuimos desde ese momento el futuro de nuestro bloque.

“No quisimos quedarnos en la idea, quisimos hacer realidad un gran proyecto y lo logramos, con la compañía de amigos entrañables, como Carlos, Marisol, Ximena, Guido, Ana, Beatriz y David, quienes permitimos que la cullaguada haga vibrar nuestros corazones hasta el día de hoy”.

“Quisiera decirte adiós, no puedo, no puedo, el embrujo de tu amor me tiene cautivado”

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Fue el 6 de noviembre de 2016 que nacimos oficialmente. Ese año sumamos 54 participantes, debutamos en la fraternidad Cullaguada Oruro, fundada el 8 de diciembre de 1968, una de las 18 especialidades del Carnaval de Oruro, declarada como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. La alegría nuevamente fortalecía la emoción por la danza de la cullaguada, una manifestación que representa la vinculación de la actividad económica y social. Somos como los/as tejedoras/es de sueños, como en la época prehispánica de los reinos kollas, los Kullawas eran transformadores de la materia prima (la lana) en productos textiles, en este caso metafóricamente nos estábamos comprometiendo a transformar un número de personas en una comunidad de afectos, compromisos y familia, por largos años.

Ya constituidos, tuvimos constantes charlas y encuentros, que servían para imaginarnos qué tipo de bloque queríamos ser, debíamos diseñar los trajes que luciríamos ese y los próximos años, revisar bibliografía, leer aspectos mitológicos y plasmarlos en cada participación a realizar.

Esta maravillosa danza también representa el amor, por los corazones bordados que llevan en el pecho las mujeres y los hombres en su poncho, esta danza estaba reservada solo a jóvenes solteros y solteras, muchos versos dicen: “No vayas a la cullaguada con tu querencia porque en la cullaguada la dejarás”. En nuestro caso eso no se cumplió, porque somos muchas parejas, quienes damos fe de que la fuerza del amor es mayor a las supersticiones.

Pero quienes necesitan un refuerzo, hay una historia que les cuento siempre. Hace muchos años, una de esas noches, entre charlas y veladas, don Antonio, dueño de la casa donde se realizan las novenas a la virgen, nos mostró un álbum antiguo con distintas fotografías, una de ellas presentaba a un bailarín con una manta atada a la cintura. Don Antonio nos contó que la cullaguada, al ser una danza del amor, debe ser bailada por solteros y solteras. Y si una pareja estable (casada) baila, deben intercambiar prendas y usar la prenda de su pareja para romper el q’encherío (mala suerte) y no provocar una ruptura. “Por eso bailar con la manta de tu compañera protege el amor, cuida la relación”, explicó don Antonio. Esta historia luego nos hizo incluir la manta para la vestimenta del ‘Whapuri Galán’, haciéndola un sello nuestro.

El jefe de los hilanderos, entre la seducción y el poder: el ‘Whapuri Galán’

En el Bloque Candelaria, el ‘Whapuri Galán’ se renueva estéticamente, recordando que este personaje es el jefe de los hilanderos, personaje tradicional de la danza de la cullaguada, representado por un solo bailarín. En las cullaguadas antiguas, este personaje lleva una careta de yeso con tres rostros, con rasgos que revelan el mestizaje del baile: nariz excesivamente larga, fálica, mejillas rojas, ojos grandes y un traje por demás excesivo en adornos; chaquetilla bordada con piedras e hilos dorados y plateados, sombrero alto, una rueca grandiosa, pantalón y sandalias que le dan una apariencia elegante y erguida. Su baile es muy masculino, representación del patriarca deseado por todas las mujeres.

En la nueva propuesta, los tres rostros de la máscara se encarnarían en los tres whapuris, que desde ese momento somos Carlos Caero, Roberto Sardón y David Aruquipa Pérez, con características propias.  Fueron días de discusiones para la creación de todos y cada uno de los trajes del ‘Whapuri Galán’, que se dinamiza constantemente bajo la mirada artística del diseñador Felipe Vélez, quien ha confeccionado con sus aportes creativos cada uno de los trajes que lucimos con el Bloque Candelaria. “Somos un racimo de elegancia que se apoderará del Carnaval de Oruro”, como la prensa señala.

La vestimenta y performance del ‘Whapuri Galán’ representan un desafío y una provocación al establishment folklórico, por ello es parte de nuestra historia de activismo, reconocida en el país, es una herramienta de lucha política que ha permitido abrir nuevos espacios de diálogo con la ciudadanía. Convertir un personaje altamente masculino como el whapuri tradicional en un personaje feminizado, ha sido una gran conquista, a pesar de las largas discusiones con folkloristas conservadores, quienes amenazaban, los primeros años, con no dejarnos bailar, pero año tras año nuestra transgresión era mayor.

“Olvídate de mí, como yo te olvidé, no pretendas volver a insistir otra vez”

Nuestra presencia no fue la primera en el Carnaval de Oruro, ya se nos había adelantado en otras danzas, como los Negritos y la Morenada, la Gran Ofelia (Carlos Espinoza), Barbarella y Titina, con su rebeldía marica en los años sesenta abrieron los caminos. El ‘Whapuri Galán’ le da un elemento de continuidad y conexión con la actualidad y el arte contemporáneo de nuestro país y cada vez se viene reforzando.

En la cosmovisión andina existe el Kapu Wara Wara, que es una constelación en forma de una rueca que “está hilando el destino de los hombres; llega a distinguirse el hilo de la vida en una intrincada línea de estrellas que cruzan todo el cielo de norte a sur”. Así asumí que el Kapu Wara Wara era la constelación de la danza de la cullaguada y del ‘Whapuri Galán’.

“Candelaria de mi vida, te entrego todo mi amor, al ritmo de la cullaguada, con mucha fe y devoción”

Ser parte del Bloque Candelaria es una constelación de sentimientos. Fraternos y fraternas que sienten y aman ser parte de este maravilloso Carnaval de Oruro, abrazados por la Cullaguada Oruro, quienes se expresan así:

“Participar en la Cullaguada Candelaria significa conformar una comunidad cercana, una familia que comparte valores espirituales, es superar individualidades. Significa desarrollar un estilo de vida en el que se conjugan diversos elementos como la fe y el amor a nuestra cultura en su manifestación folklórica.  Significa vivir la FIESTA en su sentido amplio, desarrollando actividades diversas, como los ensayos, reuniones, veladas, convites, la peregrinación y otras, es decir, todas las actividades que se hallan inmersas en la ritualidad andina propia de cada festividad, bajo el manto de la Virgen del Socavón”. Guido Montaño.

“Inicié mi participación el 19 de febrero de 2017, en el Carnaval de Oruro, el mejor del mundo, una mezcla de emociones a flor de piel, alegría y temor a la vez, los nervios por la coreografía, solo pedía a la Virgencita que me permita llegar a sus pies, nada se compara con la sensación de llegar al santuario a los pies de la Mamita Candila, todo dolor, cansancio, desaparece, solo prima la alegría de llegar junto a mi compañero de vida, emocionados hasta las lágrimas. Han pasado siete años y cada año se renueva la vibración de encontrarme con el público, sentir y vivir la alegría, es una recarga de energía que dura hasta el siguiente Carnaval”. Gina Quinteros.

“El Bloque Candelaria es mi familia elegida, amigos unidos por la fraternidad y compañerismo, sobre todo la experiencia de bailar al ritmo de la cullaguada con trajes innovadores, moviendo las ruecas y los hombros en diferentes festividades como en el Carnaval de Oruro, Urkupiña, la fiesta del Gran Poder y Natividad de Chirca”. Carlos Caero.

experiencia de bailar al ritmo de la cullaguada con trajes innovadores, moviendo las ruecas y los hombros en diferentes festividades como en el Carnaval de Oruro, Urkupiña, la fiesta del Gran Poder y Natividad de Chirca”. Carlos Caero.

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“Siete años bailo, bailé y bailaré por la virgen que me cuida y protege, me da fuerza y coraje, y me escucha y bendice. Bailar en el Carnaval de Oruro, con el Bloque Candelaria, es una forma de cumplir promesas y sanar el cuerpo y el alma, también es disciplina, compromiso, amor por la fraternidad y en algún momento descuido por la familia, pero el premio mayor es la entrega, el placer de escuchar los aplausos y la alegría de la gente. Es promesa espiritual, creatividad, elegancia, alegría y cansancio, es dar vida a los estribillos de las canciones a través del movimiento y elevación de las polleras en coordinación con la rueca, es un cúmulo de sensaciones por la música y el baile”. Beatriz Espinoza Jáuregui.

“Siete años de fe, con amistades entrañables, risas cómplices y una colección infinita de anécdotas ocurrentes y de afanes insospechados, eso es Candelaria. Siete años de energía cómplice con el público del Carnaval de Oruro, girando las ruecas al son de ‘Roxana de mi corazón’, ‘Olvídate de mí’, ‘No puedo decirte adiós’ y otros versos apasionados, bailando por la avenida 6 de Agosto y la Bolívar, esmerando el paso en la Cívica y cayendo rendida a los pies de la virgen. Gracias, Candelaria, soy feliz bailando en tu regazo”. Marisol Murillo.

Así se siente, se vive y se ama la danza de la cullaguada, vamos por más años de complicidades, amor y fe.

*Este texto lo dedico a las fraternas y fraternos que dan existencia a nuestro Bloque Candelaria y a Marian Echenique, fraterna y presidenta de la Cullaguada Oruro, quien, desde el 1 de julio de 2023, baila en el cielo al ritmo de la cullaguada.

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Via: Ahora el Pueblo

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