En medio del bullicio y la algarabía que caracterizan la Feria de la Alasita, Magdalena Valdez camina entre puestos repletos de miniaturas que prometen la materialización de sus deseos más anhelados. Sin embargo, lo que realmente captura su atención son los títulos universitarios de Posgrado que compró para que sus hijos continúen realizándose profesionalmente.
Magdalena, acompañada de su esposo Rubén Escobar, con una mezcla de esperanza y determinación hizo sahumar sus compras a las 12:00, al igual que miles de personas que buscan encontrar un pedazo de suerte en los objetos y amuletos expuestos.
Este miércoles, una tradición ancestral envolvió las calles de La Paz: la Feria de la Alasita tomó el control de la ciudad. Desde tempranas horas de la mañana, más de 5.000 artesanos se congregaron en el Parque Urbano Central, desplegando una variada exhibición de productos en miniatura que prometen traer consigo la abundancia y la fortuna.
El reloj marca las 12:00 y el bullicio en el corazón de la feria alcanza su punto álgido con la esperada inauguración. El humo de sahumerios se eleva en el aire, impregnando el sector con un aroma distintivo que se mezcla con la emoción palpable entre los visitantes. Las calles, por donde usualmente transitan vehículos y peatones, han sido cortadas para dar paso a una marea humana que se adentra en la feria en busca de sus propias porciones de suerte y prosperidad en forma de diminutas réplicas.
Entre miles de puestos que conforman la Feria de la Alasita, se encuentra Jhasmina, una artesana que trabaja con su madre desde que era niña, y afirma que “lo que más sale son los gallos” que tradicionalmente se regalan a las mujeres para que encuentren pareja.
Pero, una singular propuesta se destaca entre la multitud, capturando la atención y el entusiasmo de los visitantes. Betty, oriunda de Cochabamba, ha traído consigo bolsitas de mercado repletas de productos agrícolas a las que le añade una rama de retama para la suerte.
Entre el ajetreo de la feria, donde los gallos de Jhasmina encuentran nuevos dueños y las bolsitas de mercado de Betty sorprenden a los visitantes, Policarpio se erige como un veterano en este mundo peculiar. Con 35 años de experiencia, el expositor se ha dedicado a la venta de billetitos, títulos profesionales y diversos certificados que prometen abrir puertas al éxito y la prosperidad.
Pero, según Policarpio, hay un cambio en el aire este año. «Ahora hay escasez en el banco de dólares, entonces la gente está adquiriendo dólares para que no les falte en el año», añade.
La Alasita no solo es un evento para adquirir amuletos y objetos simbólicos; para algunos, como Kemel Nemtala, es una tradición arraigada desde la infancia, una conexión con la esencia misma de la fe y la creencia que ha perdurado a lo largo de los años.
“(He pedido) que haya trabajito para que nos ayude a construir nuestra casita, a comprarnos nuestro autito, pero creo que lo más importante siempre es la salud”, afirmó Nemtala.
A sus 26 años, Kemel se enorgullece de afirmar que es creyente desde su más tierna infancia. Sus primeros recuerdos de la feria lo sitúan en los hombros de su padre, explorando entre los puestos con ojos llenos de asombro y curiosidad. Hoy, Kemel asiste acompañado de sus compañeros de trabajo, quienes comparten la misma devoción por la tradición.
Además, se organizaron ferias pequeñas en diversos lugares de la ciudad. Ahí, las personas aprovecharon también para comprar sus miniaturas y sahumarlas.
“Son más de más de 15 ferias que se instalaron a lo largo de toda la ciudad de La Paz para que la población pueda desconcentrar un poco el centro paceño”, explicó el secretario municipal de Culturas y Turismo de la Alcaldía de La Paz, Rodney Miranda.
Las ferias zonales se realizaron en los diversos macrodistritos: en el Cruce de Villas, en la calle 21 de Calacoto, 17 de Obrajes, plazas de San Pedro, Villa Fátima, Garita de Lima, en el puente Topater, entre otros lugares.
Acto de inauguración
Autoridades de la Alcaldía de La Paz inauguraron la Feria de la Alasita en la Av. del Ejército, en un acto que empezó a las 11:00, con la participación de diplomáticos, autoridades municipales y dirigentes de los artesanos y expositores, quienes expresaron sus deseos al Ekeko para que reine el bienestar y la paz en el mundo.
“Mi deseo y del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz es que reine entre los bolivianos la unidad, el perdón y la reconciliación, que nos demos la mano y miremos el futuro, ya los odios, las broncas de atrás ¿por qué tenemos que pagarlas nosotros?”, dijo el alcalde Iván Arias.
El secretario Miranda pidió “transmitir estas tradiciones a nuestros hijos porque es la única forma que estas fiestas, estas tradiciones, estas costumbres perduren en el tiempo”.
Autoridades nacionales en plaza Murillo
En puertas del Palacio Quemado el presidente Luis Arce y el vicepresidente David Choquehuanca participan de un acto simbólico de la Alasita a la que asistieron diferentes autoridades entre legisladores y ministros.
Expositores obsequiaron al jefe de Estado y al Vicepresidente un Ekeko, figura representativa de la abundancia, mientras que a la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, le entregaron una ch’uspa llena de billetes en miniatura.
El Banco Central de Bolivia lanzó desde lo alto de su edificio billetes de alasitas para la gente y el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, obsequió minidocumentos de identidad promocionando al Servicio General de Identificación Personal (Segip).
BD/AGT
Via: BRÚJULA DIGITAL