Sábado, Julio 27
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Rosario Arce, la cantante orureña que triunfa en Canadá

Una persona puede salir del país, pero el país no sale de ella. Algo parecido le sucede a la cantante orureña Rosario Arce, quien tiene más de media vida hecha en Canadá. Allá ofrece conciertos y hace presentaciones musicales con sones bolivianos. Recién en el país del norte obtuvo el premio de Artista Folklórica del Año. Ya van tres gestiones levantando galardones y en unos días presentará su nueva producción musical.

Cuna orureña

Durante su niñez pasaba horas admirando los programas musicales de radio y televisión. A los 10 años se presentaba en concursos musicales, le gustaba cantar y hacerse querer con el público. Muchas cosas han cambiado desde entonces, pero su pasión sigue siendo la misma.

Su papá Emilio y su mamá María Esther se convirtieron en su primer público. Luego ellos la acompañaban a sus primeras presentaciones y se hicieron fanáticos de la niña. La inscribieron en la Escuela de Música María Luiza Lucio y luego en la escuela de baile Ballet Katushia. Aproximadamente a los 10 años ya comenzaba a forjar su carrera artística.

La orureña comenta: “Gracias a que aprendí a tocar el piano, a mis 15 años formé un corito de niños en mi barrio. Ellos cantaban canciones infantiles y yo les acompañaba en el piano. También bailaba en eventos de talentos y un tiempo hice teatro con sketchs cómicos para los cuales yo escribía mis libretos”.

Su inclinación mayor fue el canto. Emilio y María Esther fomentaban sus presentaciones e incluso hacían costurar trajes a medida para que se luciera sobre el escenario.

$!La orureña se encarga de hacer sus trajes.

Ella recuerda que a temprana edad comenzó a ser parte de algunos eventos de talentos y concursos de canto. Ganó el Festival Estudiantil en la categoría de solista y participó un par de veces en el Festival Charango de Oro en el que obtuvo los dos primeros lugares. Cuenta: “Estuve en el Festival Aquí Canta Bolivia donde fui reconocida como Revelación del Año por los medios de comunicación. Conocí a grandes compositores que me llenaron de elogios; entre ellos estaban Néstor Olmos Molina, Óscar Elías Siles y Rogers Becerra Casanovas”.

En el resplandor de su carrera hizo una audición para Discolandia y tenía en planes la grabación de un disco. Hacia finales de los años 80 compartió escenario con artistas nacionales, hizo conocer su voz en emisoras radiales y canales de televisión. Su primer concierto lo dio en los salones de la Gobernación de Oruro y cuando su carrera iba viento en popa sus papás decidieron ir a nuevos destinos en sus vidas.

La propuesta de grabación en Discolandia quedó postergada, igual que las presentaciones.

Canadá, un escenario lejano

$!La orureña conquista a su público en Norteamérica con canciones folklóricas bolivianas. Su más reciente pieza tiene el ritmo de salay, la siguiente será una cueca.

Rosario viaja hacia años atrás, a sus inicios en Canadá. “Ir a un país que no es el tuyo es como volver a nacer. Debes aprender el idioma para comunicarte, debes adaptarte a una nueva cultura, sus leyes, su comida, su clima. No fue nada fácil para mí porque extrañaba a mis amigas de escuela, mi rutina, mi comida y todo lo que viví. Lo importante es que en Canadá tenía el apoyo de mis padres y sólo debía preocuparme de estudiar”.

Canadá cuenta con dos idiomas oficiales: francés e inglés. Rosario estuvo en ciudades donde se hablaba ambas lenguas; por eso en aquellos primeros años lejos de Bolivia tuvo que aprender francés e inglés. Todo ese aprendizaje no fue en vano porque ahora domina tres idiomas internacionales y cuando está sobre el escenario habla con el público en su misma lengua.

Luego de que se adaptó al nuevo país, ella volvió al escenario llevando sus raíces. “Mi primera presentación fue en el Festival Mundial de Drummondville, en Quebec, donde tuve la oportunidad de cantar en frente de más de veinte mil personas en la audiencia”, refiere la artista que también es mamá.

$!La artista fue reconocida en Canadá.

Rosario recuerda que en ese primer concierto el público canadiense no entendía el idioma español, pero se movía y disfrutaba con los ritmos bolivianos. Los charangos y las zampoñas eran parte del show.

Explica que su segundo acierto en Canadá fue la participación en una audición de canto. Salió elegida y viajó hasta Winnipeg, en la provincia canadiense de Manitoba, donde permaneció durante un mes. El evento fue organizado por el Gobierno canadiense y ella tuvo la oportunidad de cantar en inglés, francés, español y quechua.

Esos años ella descubrió una nueva pasión. “En los inicios de mi carrera artística mis padres contrataban a diseñadores para que me hicieran vestidos especiales y hacían un trabajo espectacular, pero a pesar de ello yo sentía que faltaba algo y no podía descubrir qué era. Al pasar los años me di cuenta que lo que faltaba era mi sello, mi toque en esos trajes. Decidí comenzar a costurar y diseñar mis trajes”, narra Rosario.

Su mamá, como siempre, aplaudió la iniciativa y le regaló un maniquí con sus medidas. Ahora, en cada presentación ella busca lucirse y diseña sus trajes con tiempo. No deja nada al azar, escoge los colores, la textura de las telas, hace los cortes y costura sus prendas.

Bolivia fuera de Bolivia

Aprendió a hablar en inglés y francés, pero el idioma que domina es el de la nostalgia por el país. Rosario hizo amistades bolivianas en la nación norteamericana y engranó tan bien como un buñuelo acompañando a un api.

“He recibido varios reconocimientos de organizaciones bolivianas en Canadá, como también de parte de nuestra embajada. Es así que en 1998 la Embajada de Bolivia me nombró Embajadora de la Cultura Boliviana en Canadá. El título fue otorgado delante de cónsules y embajadores de otros países latinoamericanos”, refiere la artista.

Los últimos tres años enriqueció su vitrina de galardones con los premios Latin Awards de Canadá. “En 2020 gané en la categoría Música Folklórica; en el 2021 fui nominada en tres categorías: Mejor Video, Artista del Público y Artista Femenina del Año. Tuve el honor de ganar en la categoría Artista Femenina del Año. En el 2022 fui nominada en cuatro categorías y me eligieron ganadora del reconocimiento como Artista Folklórica del Año”.

Una de las piezas que más satisfacciones le ha dado en el último tiempo es Jugaste con mi corazón, en el pegajoso ritmo de salay. Ya alista una nueva producción titulada Amada Bolivia, la cual se estrenará el 31 de marzo. La obra está en ritmo de cueca chapaca, va dedicada al país y en especial a Tarija.

“Amo y disfruto muchísimo de cantar todos los ritmos que representan a nuestro país. Todas las canciones que forman parte de mi repertorio son mis favoritas. Para cantar necesito conectarme con la audiencia”, confiesa la orureña.

$!Rosario Arce disfruta de sus logros.

Eso sí, una canción es el amuleto de Rosario. “Las Palmeras es mi amuleto. Esta canción me ha dado muchas satisfacciones en mi carrera musical. Tuve el lujo de ganar un Festival Internacional de la Canción Latinoamericana cantándola”.

Lleva más de tres décadas en el escenario y Las Palmeras aún es su canción más representativa, la cual interpreta en diferentes lugares del continente. Ella estuvo en escenarios de Canadá, México, Chile y Bolivia.

En Bolivia también se valoran sus dotes musicales. En 2021 recibió en Santa Cruz una estatuilla dorada por su trayectoria musical. La Cámara de Diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia reconoció su trayectoria artística. Ese mismo año fue nombrada Huésped Ilustre de Trinidad, luego de un concierto en la capital beniana.

Siempre que puede retorna al país. Ella es como una gran palmera que no puede separarse de sus raíces, por eso canta a su nación y a la nostalgia.

Vía: Página Siete

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