Bolivia declaró Patrimonio Nacional al templo calvario y hospedería de la Virgen de las Letanías, considerada una de las más pequeñas del mundo y cuya devoción está situada en Viacha.
La declaración patrimonial se dictó por una ley promulgada hace unos días por el presidente, Luis Arce, y fue entregada este sábado en un acto oficial a las autoridades y asociaciones de devotos de Viacha.
“La declaración es un impulso para nuestra devoción y para que esta festividad se transforme en algo mejor”, dijo a EFE el presidente de la asociación de devotos de la Virgen de las Letanías, Félix Saavedra.
La entrega de la declaración patrimonial se hizo con todos los honores, ya que los fieles desde temprano comenzaron a adornar con aguayos, una tela multicolor típica de las comunidades indígenas, y platería, el pórtico de la Iglesia de San Agustín, en la plaza de Viacha.
En este templo se custodia a la pequeña imagen religiosa “por seguridad” ya que su lugar natural está en la capilla del mismo nombre a unos 7 kilómetros, en el cerro en donde también está el calvario y la hospedería.
La Virgen de las Letanías fue retirada, vestida y adornada, y luego llevada a un altar en la plaza de Viacha, por las mujeres encargadas de su cuidado y custodia.
La “más pequeña del mundo”
“Es la imagen dedicada a la Virgen María más pequeña del mundo, es más pequeña que una moneda de 1 boliviano (menos de 4 centímetros)”, explicó a EFE Patricio Gutiérrez, quien es el preste de la fiesta religiosa que se efectuará el próximo 13 de julio.
La tradición cuenta que la virgen apareció en tres ocasiones en el ahora cerro de las Letanías durante la Colonia, en el siglo XVII. Primero a una niña a la que salvó del ataque de unas serpientes y en el lugar quedó la imagen inscrita en una piedra.
Luego un arriero que pasaba por el cerro vio a una niña que al verlo se escapó y que al buscarla encontró la imagen de la Virgen grabada en una pequeña piedra de granito.
Mientras que la última manifestación sucedió cuando los comunarios vieron que una mujer junto a su niño que frecuentaba el cerro y que al intentar hallarla encontraron la imagen santa nuevamente grabada en una pequeña piedra.
Una de esas imágenes permaneció en el templo de Viacha hasta que en 1979, el párroco otorgó a Gregoria Avernaga la custodia de la estatuilla y le encargó de cuidarla vestirla y alimentar su devoción.
Aquel momento “tuve un sueño y (la Virgen) me dijo que sus hijos la habían abandonado”, relató Averanga a EFE.
La mujer contó que son 45 años seguidos que se dedica a cuidar la imagen religiosa y visitar la casa de los devotos para que se mantenga viva la fe en esa advocación.
La imagen está apoyada por un pedestal que tiene la forma de una montaña y sobre esa estructura es que los devotos diseñan las prendas y colocan los adornos, por lo que aparenta un tamaño mucho mayor.
Las costumbres en Viacha dictan que solamente las mujeres de la comunidad pueden encargarse de vestir, adornar y trasladar a la Virgen, mientras que la comunidad le atribuye “milagros” como la lluvia en época seca o la armonía entre los fieles católicos y los pobladores indígenas.
Los creyentes contaron que trabajan en recoger los requisitos para la inscripción de la Virgen en el Récord Guinness como “la más pequeña del mundo” venerada a 4.200 metros sobre el nivel del mar.
Via: EFE